Nueva reunión de equipo. Por Cristian Figueredo Braslavsky

Ayer hemos tenido en el Hospital CIMA una nueva reunión de equipo en la que han presentado dos viñetas clínicas Mercedes Facio y Eduard Martin. La reunión la coordino Noelia Gonzalez Cousido y tuvimos la suerte de contar como supervisora a Gabriela Galarraga a quien siempre estoy agradecido por su generosidad.

En las dos viñetas que se presentaron ayer quedaba bien claro uno de los problemas de convivencia que tenemos los profesionales en la atención clínica. Esa convivencia problemática es la del tiempo en un tratamiento. ¿Cuanto debe durar una sesión? ¿Es conveniente estandarizar un tiempo de duración? ¿Debemos dar por bueno que a mas tiempo mejor y menos tiempo peor?¿Porque cortar una sesión o un tratamiento en un momento determinado? Estas preguntas aparecen en la conversación a la que damos lugar en cada reunión de equipo y es importantísimo hacérselas porque son una cuestión central en cada tratamiento.

En nuestro Servicio establecemos una orientación general: NO HAY UN TIEMPO PREDETERMINADO DE LA SESIÓN/TRATAMIENTO.

Esta posición no responde a una imposición de la institución de lo económico, sino que responde a una cuestión clínica y ética. Sostenemos que cada caso es único y que hay que poder pensar en cada caso e incluso en cada encuentro como se pone en juego el tiempo para ese caso.

En las viñetas que se han presentado ayer, las cuales estaban atravesadas por la temática propuesta este año, El tiempo de tratamiento en la institución, nos enseña que no hay una estandarización posible del tiempo poniendo al practicante en una encrucijada en tanto debe asumir el riesgo y compromiso de hacer un cálculo sobre el corte en el tiempo, llevándolo al momento de concluir.

Este curso estamos trabajando muchísimo sobre esta cuestión en las reuniones de equipo y es en estos espacios que sostenemos el valor de pensar nuestra práctica de los detalles y de lo singular, manteniendo distancia de lo estandar, porque no hay dos pacientes iguales y es allí donde tomamos el desafió de hacer de un modo singular.