La bulimia o los atracones tienen su causa en un conflicto psíquico que, a diferencia de la anorexia, se muestra bajo la lógica del exceso y el vacío. El atracón previo a la conducta purgativa que alivia, aunque mas no sea momentáneamente, deja a la persona atrapada en una angustia que se le hace insoportable, pero que no sabe cómo gestionar. El círculo de prohibición, transgresión de la prohibición y culpa hace que el malestar se extienda a todas las esferas de la vida.

Son muchas las complicaciones médicas que pueden aparecer en torno a la bulimia, y es por eso que el trabajo en equipo es fundamental, para poder sostener y controlar las concomitancias a nivel médico clínico, pudiendo de esta manera centrarnos en las causas que sostienen este síntoma.

Quien padece bulimia, generalmente, es más proclive a pedir ayuda y aceptar la problemática, siendo este punto un factor positivo para el buen pronóstico del tratamiento. Nuestros años de experiencia nos enseñan que quien accede al tratamiento encuentra en el dispositivo terapéutico un lugar donde sacar de una buena manera aquello que le angustia y que a la vez es lo que sostiene el síntoma y el sufrimiento que este produce.

La bulimia o los atracones se pueden hacer presente en cualquier momento, independientemente de la edad y del sexo de quien lo padece. En la actualidad son los síntomas que más nos encontramos en la Unidad.

La dificultad para poner un límite por sí mismo es justamente lo que permite, que acudiendo a un equipo de profesionales, el paciente pueda ser orientado para poder encontrar una lógica a este malestar y apuntar a resolver las causas desconocidas para sí mismo que hacen que el atracón tome fuerza y se resista a ceder más allá de la voluntad.