Cuando una persona tiene un problema ya sea de abuso o adicción al alcohol, es difícil que tenga conciencia de la gravedad del problema. Normalmente es su entorno, y más concretamente su familia, la que se lo evidencia tras innumerables conflictos y el gran sufrimiento que esto conlleva.

Tras años de experiencia, vemos que existen distintos patrones de consumo de alcohol, pero en todos los casos hay una cuestión común, y es que el consumo problemático, abuso o dependencia comparten la funcionalidad del consumo del alcohol.

En algunos casos la persona parece controlar la bebida, pero tiene momentos de gran consumo en el que no puede parar de beber de forma compulsiva, con los consiguientes conflictos personales que se generan y las dificultades con el trabajo, la pareja y la familia fundamentalmente.

Otra de las manifestaciones de esta problemática es cuando la persona bebe de forma diaria, generando una tolerancia al alcohol que con el tiempo hace más fácil el paso a una adicción.

En otras manifestaciones, la persona consume diariamente alcohol destilado y en grandes cantidades, lo cual hace más evidente la adicción, pero a la vez presenta grandes resistencias al tratamiento.

El punto en común es que el consumo de alcohol es utilizado como automedicación frente a un sufrimiento íntimo y silencioso.

Es por ello que la eficacia del tratamiento que proponemos en la Unidad Hospitalaria de Conductas Adictivas es previa valoración del equipo médico, descubrir junto con el paciente y su familia las causas del malestar que se esconden tras el consumo. Este recorrido terapéutico es propuesto por un equipo multidisciplinar y especializado conformado por médicos, psicólogos y enfermeros con una larga trayectoria en el abordaje de la adición al alcohol.