Bajo esta etiqueta se podrían englobar gran cantidad de síntomas que se despliegan desde el inicio del trabajo terapéutico: afecto de tristeza, apatía, un gran desinterés por lo que le rodea, falta de perspectiva, incapacidad para disfrutar y para realizar actividades que antes eran habituales, quejas repetitivas en cuanto a la relación con los otros que incluso pueden ir acompañadas de la ruptura con un vínculo o lazo social. En algunas ocasiones y no siempre, es importante contar con un apoyo farmacológico dentro del tratamiento para la depresión que permita iniciar un proceso de cambio a través de un dispositivo terapéutico. La medicación en sí misma no es la solución, pero sí en muchas ocasiones una herramienta, que bien entendida y controlada puede ser útil. A lo largo de la vida, se suceden momentos de cambio, encuentros, pérdidas, u otros avatares que ponen en cuestión o desestabilizan con facilidad la posición de una persona con respecto al mundo exterior que le rodea.

Cuando no se comprende lo que a uno mismo le genera una gran tristeza o apatía, o no se logra separase de lo que ha perdido, se sufren efectos depresivos. Podemos considerar que estos síntomas de malestar tan perturbadores siempre van acompañados de la sensación de no comprender o de no querer saber, así como de la renuncia al propio deseo tan característica de la posición depresiva y que nos deja entregados a ese malestar. Desde el punto de vista de nuestros profesionales del tratamiento de la depresión en Barcelona, el hecho de que una persona se decida a enunciar algo de lo que le acontece, es la puerta de entrada hacia la producción de un nuevo saber acerca de lo que afecta subjetivamente, y sobre lo que le orienta en relación a las elecciones que debe tomar o a las que ya se tomaron no sin consecuencias.