¿Porqué se han disparado las anorexias y los atracones en el confinamiento?. Por Cristian Figueredo Braslavsky

Desde que el covid introdujo algo del orden de lo inesperado en nuestra forma de vida, se han producido diferentes movimientos e impacto en las subjetividades. Las consultas por dificultades relacionadas con la alimentación se han incrementado y en mayor medida en el caso de l@s adolescentes. ¿Cómo podemos pensarlo?

La primera cuestión que considero que hay que resaltar es que el confinamiento, el encierro, la restricción en el contacto con los otros han sido un punto importante como disparador. No podemos pensarlo en tanto causa. Es decir, que la causa en una posición tanto por el lado de la restricción alimentaria como su contra cara por el lado de la ingesta excesiva, abusiva e impulsiva, no se sostiene en la condición de «confinamiento». Cuando una persona decide, de forma consciente o inconsciente, un cambio radical en su relación con la alimentación, se sostiene en causas mas profundas y que no responden a una cuestión universal. Si hay algo que sabemos aquellos que nos dedicamos a la clínica de este tipo de dificultades con la alimentación es que en cada caso hay que hacer una lectura de las coordenadas subjetivas que envuelven la forma en la que se muestra un malestar.

Lo cierto es que el confinamiento ha empujado a muchas personas a una relación problemática con la comida y por tanto también considero importante hacer una lectura sobre la incidencia de esta condición particular en este incremento de casos. 

Son muchas las jóvenes que acuden a consulta junto con sus familias mostrando su preocupación por un síntoma que incomoda y el cual a la vez rechazan. Este es un primer cambio pensando en la posición anoréxica tradicional, donde hay una negación sintomática, es decir, hay una cierta armonía entre la restricción alimentaria y la persona. El problema no es para la anoréxica sino para los demás.

En muchos de los casos que recibimos desde el confinamiento es la propia paciente la que refiere su preocupación y su deseo de luchar contra sí misma en relación a la restricción alimentaria y los efectos que esta posición produce en el cuerpo y en la subjetividad. Aquí podemos destacar un primer cambio que va de lo egosintónico a lo egodistónico, lo cual introduce un punto interesante ya que nos muestra un conflicto que incomoda y que por tanto puede abrir una vía de trabajo a nivel clínico. 

Al mismo tiempo observamos que ese conflicto no se muestra bajo la forma de una pregunta que pueda desvelar un sentido, sino que se muestra por lo general como una pregunta encapsulada que no busca una apertura a descifrar el sentido de ese conflicto, se presenta más bien como algo cerrado. Este es un punto crítico que nos empuja a una clínica diferente y que invita a nuevos modos de pensar el trabajo en la consulta.

Otra cuestión importante es que en el confinamiento se han cerrado las puertas de las casas hacia afuera y l@s chic@s se han quedado encerrados en sus habitaciones, pudiendo mirar de a ratos por la falsa ventana digital que en ningún caso les devolvía la brisa refrescante como cuando se abre una ventana, sino más bien las pantallas han tomado la forma de espejos, en donde lo que devuelve es un reflejo. La figura narcisítica por excelencia donde no se pasa por el otro. Es decir que ya no hay afuera, no hay una salida, un lugar para poder sacar la cabeza y respirar. Al mismo tiempo han quedado expuestos al Gran Hermano familiar. Lo que antes podía hacerse sin la mirada atenta de los padres, de repente ya no existía. No se trata de una mirada crítica en torno a los padres y su función reguladora, sino que es una lectura sobre los efectos en los jóvenes. Podríamos también hacer una lectura de los efectos del confinamiento en los padres y las consecuencias de perder su privacidad pero no es lo que toca, al menos de forma directa, en este caso para poder pensar las dificultades con la alimentación.

Estos son dos de los puntos que me han llamado la atención. El aislamiento del mundo y el quedar expuestos a la mirada de los padres. Dos cuestiones que debemos resaltar, sobre todo en las adolescencias, donde justamente el encuentro con los iguales y el salir de la atenta mirada de los padres son los puntos cardinales en el camino para construir la subjetividad por venir y que quedaron cortocircuitados.

Sin dudas se ha abierto algo nuevo que funciona como desencadenante en algunas dificultades relacionadas con la comida y por tanto se da la posibilidad de seguir apostando por una lectura particular de cada caso para pensar sobre la función del síntoma.