23 Mar Lo normal. Por Mercedes Facio.
Hace unos días leí en la Sección «El Diván» del periódico La Vanguardia un artículo que quiero compartir con vosotros, os recomiendo que lo leáis completo, tiene un título que me resultó muy atractivo: » ¿Qué se oculta detrás del elogio a las personas normales?» está escrito por Eugenio Díaz, psicólogo y psicoanalista de la ELP de Barcelona y en él consigue, en pocas líneas, poner patas arriba el ideal de «normalidad».
Explica Díaz, «Esta añoranza de lo normal es un horizonte, en ocasiones un imperativo, que esconde un modo de entender la vida que sitúa las relaciones con los otros en una lógica binaria. Así «normal – no normal» convoca a un «nosotros – vosotros», «Tú o yo», «buenos y malos», de nefastas consecuencias, pues se hace aparecer a los no normales, en «modo extranjero», lo que da un tinte persecutorio a los vínculos sociales.»
Es interesante ver cómo la cuestión de lo normal – anormal se hace presente en las consultas, a menudo recibo pacientes que se preguntan si lo que les sucede o lo que sienten es normal, el sentirse diferente es angustioso para algunos, como si lo considerado normal asegurara la salud mental y evitara el sufrimiento.
En el ámbito de la Sanidad y la Educación- y esto se ve especialmente en el caso de los niños- lo que se sale de la norma, es señalado y derivado con la pretensión de corregirlo.Frecuentemente se diagnostica de TDAH y otro tipos de trastornos que permiten ubicar al niño dentro de una categoría que lo nombra pero al mismo tiempo lo segrega. Pero esa etiqueta no explica todo acerca de ese niño, hay que dar lugar a una verdadera pregunta sobre lo que le sucede. Como dice Díaz «Cuantos más trastornos, más horizonte añorado de normalidad y así más mirada segregativa».
Trabajando en el Equipo de Infanto juvenil recibo padres preocupados por algún comportamiento de su hijo/a, son múltiples motivos por los que consultan: «no hace caso», «no come lo suficiente», tiene baja autoestima, es inseguro, pega, se hace pis, tiene miedo por la noche, tiene fobia…
También hay casos que vienen derivados por sugerencia de la Escuela, ya sea por problemas de conducta o por no prestar atención, dificultades en la relación con sus compañeros o por un bajo rendimiento académico.
Evidentemente, hay niños que necesitan de la ayuda de un trabajo terapéutico, pero no porque sus comportamientos sean normales o anormales o se traten de déficits a corregir sino porque estas «conductas» son signos, expresiones sintomáticas que indican que algo le sucede y habrá que entender la lógica de su síntoma para que, a través de la palabra y/o el dibujo, cada uno pueda hacer una elaboración que le permita aliviar su malestar o sufrimiento.
En la consulta no se trata de corregir sino, por el contrario, de posibilitar un espacio en el que el paciente entrevea que ese «no es normal» es justamente lo que habla de su propia particularidad. Lo que no queda subsumido bajo la norma, lo que se escapa a ser reglado: su síntoma, su sufrimiento, su goce, son particulares y justamente a eso apuntamos desde la orientación psicoanalítica.
Como finaliza Díaz en su artículo, » Ante este elogio y añoranza de la persona normal, ante el empuje del «utilitarismo sin límites de la norma para todos» (Laurent), el psicoanálisis propone no olvidar que el lazo social se sustenta en que cada uno hace, con su particularidad, una excepción a la norma, un obstáculo a lo normal. Y es que es desde la excepción, que se puede construir un lazo que no sea segregativo, un lazo verdaderamente para la vida»