15 Ene Clínica del vacío. Los problemas de la alimentación. Por Cristian Figueredo Braslavsky.
Es el título de un libro escrito por el psicoanalista italiano Massimo Recalcati, quien tiene una gran experiencia en el campo de los desórdenes alimentarios. El libro que comento es una referencia para todos aquellos que nos dedicamos a las dificultades relacionadas con el comer. La aportación teórica y clínica que en él encontramos es de gran riqueza para poder pensar este tipo de dificultades.
El vació es sugerente ya que en los dichos de los pacientes aparece como una referencia repetitiva. El vació siempre llama a ser llenado porque lo que comporta la experiencia del vació es la angustia, siempre incomoda y difícil de soportar si uno no está advertido de su compañía. La angustia emerge y se torna incomprensible en cuanto a su origen y es justamente este no saber que hace difícil articular un modo de hacer con ella.
En la obesidad la acción del comer dibuja un modo problemático de enfrenarse a la angustia, ya que toma en la vertiente real la incorporación del objeto comida la posibilidad de colmar ese vació que se abre pero en la vertiente simbólica. Es decir, que el propio acto del comer se constituye como una solución real a una dificultad simbólica y es en esta disimietría que aparece la problemática en el cuerpo.
Si hay algo que debemos destacar en los problemas relacionados con el sufrimiento en general, pero en particular con el sufrimiento relacionado con las dificultades del comer es que lo que hace difícil la salida al problema es confundir estos dos niveles. por un lado tenemos la experiencia de la angustia o de la ansiedad como actualmente suele nombrarse y por otro lado tenemos la acción del comer como respuesta a la primera. Son los propios pacientes que hablan de tapar la ansiedad con la comida.
La forma de abordar estas dificultades no puede dejar de lado esta cuestión fundamental y centrarse exclusivamente en el aspecto conductual ya que lógicamente estaría dejando en la sombra lo que da lugar a la acción que viene al lugar de una solución sintomática. Dicho de otro modo, si lo que está en juego es la angustia y lo que aparece como solución problemática es la ingesta, para apaciguar la primera, lo que proponemos entonces es la posibilidad de indagar sobre la angustia y el construir, inventar o crear otra solución menos problemática para cada uno.
En cada tipo de solución problemática que toma al objeto comida por (mala)solución, lo que se pone en juego es el vacío sobre el que se constituye cada forma. Así tenemos la obesidad, los atracones,la bulimia y la anorexia como modalidades de hacer con el vacío. En cualquier caso, lo que representa un problema a abordar en cada paciente es el no saber hacer con ese vacío que se transforma a cada momento como insoportable.
Quizás una orientación a tomar en cuenta en relación a la idea del vacío es que en la época en donde no hay lugar para la falta ya que todo debe ser colmado, lleno de cosas, nos debemos inclinar hacia un giro sobre lo que falta como aquello que hace posible el deseo. Si lo que sucede en las dificultades del comer es llenarse ó llenarse y vaciarse ó llenarse de nada como en el caso de la anorexia, lo que finalmente se pone en juego es una negación de la falta. Justamente aquí es donde debe abrirse un campo a explorar en el trabajo clínico con los pacientes con este tipo de dificultades, que quedan atrapados en el juego de llenado y vaciado en torno a un vacío y que la vía posible de tratamiento pasa por dignificar la falta, es decir producir un giro que va del vacío a la falta.
La falta por estructura anida al deseo, siendo aquel punto que bien entendido permite articular el deseo y por tanto orientarnos a hacer de un modo distinto que permita sacarnos del circuito cerrado de taponar el vacío.